18 junio, 2020

Luc Moullet - Anatomie d'un rapport (1976)

 

Français | Subtítulos: Castellano/English (.srt)
528x400 (4:3) | 1175 kbps | 78 min | 29.970 fps | mp3 128 kbps
742 MB

 Farther Than Sex /Anatomy of a Relationship/Anatomía de una relación
 
"For me," Luc Moullet wrote, "there isn't intelligence and stupidity, but intelligence-stupidity." A Cahiers critic who championed Samuel Fuller as an "intelligent primitive," Moullet turned to directing well after his comrades (Godard, Truffaut, et al.), and has been playing catch-up ever since. With one exception, the movies in International House's "5 Comic Films" showcase are emphatically unserious, teetering concatenations of moth-eaten gags splintered with Dadaist verve. Moullet has said his "main aim is to make people laugh," but he lacks the killer instinct of a natural comedian. Even though his features typically run less than 90 minutes, they're never rushed; for all their frenetic dislocations, they're somehow restful.
Fond of barren landscapes, blackout gags and Sisyphean slopes, Moullet is, like the Parisian rebels of May 1968, "Marxiste, tendence Groucho," a slapstick anarchist who expresses his hostility to the modern world by refusing to take it seriously. (...)
The series' most atypical entry is Anatomy of a Relationship (1975), co-directed with Moullet's wife Antonietta Pizzorno. With Moullet as himself and Christine Hébert as an obvious Pizzorno stand-in, Anatomy dissects in painful detail the sexual dysfunction in its makers' marriage. Hébert demands clitoral orgasms, and Moullet lamely parries, "It's just a matter of an inch or so -- it's all part of the same system." Calling himself "the first victim" of the sexual revolution, Moullet paradoxically comes off the better of the two, or at least the more willing to bear the ugliest parts of himself; even a joke sequence observing that sewer holes are perfectly sized to swallow up film canisters betrays a trace of vaginal horror.
"Para mí," escribió Luc Moullet, "no hay inteligencia y estupidez, sino más bien inteligencia-estupidez." Crítico de los Cahiers que definiera admirativamente a Samuel Fuller como "un inteligente primitivo", Moullet pasó a la dirección bastante después que sus compañeros (Godard, Truffaut, etc.), y desde entonces intentaría alcanzarlos. Con una sola excepción, los films de esta compilación son encadenamientos tambaleantes y enfáticamente burlescos de desvencijados gags, astillados con brío dadaísta. Moullet ha dicho en más de una ocasión que su "principal objetivo es hacer reír a la gente," pero carece del instinto asesino de un comediante nato. Aun cuando sus films duran típicamente menos de 90m, nunca se aceleran: a pesar de todas sus frenéticas dislocaciones, son de algún modo reposados.
Aficionado a los paisajes yermos, a los gags lacunares, y a las pendientes sisífeas, Moullet es, como los rebeldes parisinos de Mayo del '68, "marxista de tendencia grouchiana", un anarquista bufonesco que expresa su hostilidad hacia el mundo moderno simplemente rehusándose a tomarlo en serio.(...)
El ítem más atípico de la serie es Anatomía de una relación, codirigido con Antonietta Pizzorno, la mujer de Moullet. Con Moullet haciendo de sí mismo, y Christine Hébert como obvio alter ego de la Pizzorno, Anatomía... disecciona en doloroso detalle la disfunción sexual en el matrimonio de sus hacedores. Hébert exige orgasmos clitorales, y Moullet se escurre lastimosamente: "Es cuestión de un milímetro más o menos... Y todo es parte del mismo sistema." Llamándose a sí mismo "primera víctima" de la revolución sexual, Moullet es paradójicamente el que sale mejor parado de los dos, al menos el más voluntarioso en eso de aceptar la parte más fea de uno mismo; incluso, una secuencia jocosa con la observación de que las bocas de las alcantarillas están perfectamente dimensionadas para tragarse latas de película, delata rastros de horror vaginal.
Sam Adams, Philadelphia City Paper

“One can bet this film will be a flop. That’s good for me; I’ll have the opportunity of stealing it one day.”
"Podemos estar seguros de que este film será un fiasco. Yo lo tomo como una buena noticia: algún día tendré la oportunidad de robármelo."
Jean Eustache
 
Just for the record, it was LM and not Godard who first observed that morality is a matter of tracking shots (“La morale est affaire de travellings”), in the course of his remarkable “Sam Fuller sur les brisées de Marlowe” [”Sam Fuller in the Footsteps of Marlowe”] (Christopher, not Philip) in Cahiers du cinéma no. 93. When Godard picked up the idea and inject it into a Cahiers discussion of Hiroshima, mon amour four months later (no. 97), he gave the phrase more currency by standing it on its head: “Les travellings sont affaire de morale.“
Much of LM’s work can be seen in the shadow of pre-1968 Godard: use of Hollywood genres, along with a dismemberment of many of the parti pris of Hollywood narrative; an anarchist thrust often involving a flight from civilization; a deadpan, often boorish kind of humor in handling male actors that always makes one aware of the presence of mug in smug (Belmondo and Szabo in all their Godard appearances, Jean-Pierre Melville in Breathless, the louts in Les carabiniers, etc.); self-reflexive references to the film you’re watching. Yet whether by design or default, most of LM’s echoes of Godard tend to come as rather devastating critiques of his mentor, perhaps because LM is a light-hearted humanist and Godard is not, so that, for example, Les contrebandières can be read as a “deconstruction” of Les carabiniers, just as Les carabiniers “deconstructs” the war film. LM has also alluded to an important class difference between them — Godard’s bourgeois background versus his own peasant origins — which helps to distinguish their styles and attitudes.
Sólo para dejar constancia: fue Luc Moullet y no Godard el primero en afirmar que la moral es cosa de travellings (“La morale est affaire de travellings”), en el curso de su notable “Sam Fuller sur les brisées de Marlowe” [”Sam Fuller en la senda de Marlowe”] (Christopher, no Philip) en Cahiers du cinéma nº 93. Cuando Godard recogió la idea y la introdujo cuatro meses más tarde en una discusión sobre Hiroshima, mon amour (Cahiers nº 97), le dio a la frase más gancho poniéndola patas para arriba: “Les travellings sont affaire de morale.
Mucho de la obra de LM puede ser visto a la sombra del Godard pre-68: uso de los géneros de Hollywood, junto con el descuartizamiento de muchas de las opciones narrativas hollywoodenses; un impulso anarquista que conlleva muchas veces una fuga de la civilización; un humor inexpresivo, a menudo zafio, en el modo de tratar a los actores masculinos, que siempre nos hace conscientes de su presencia en el personaje (Belmondo y Szabo en todas sus apariciones en films de Godard, Jean-Pierre Melville en Sin aliento, los patanes de Les Carabiniers, etc.); referencias autorreflexivas al film que uno está mirando... Pero, ya sea por designio o por error, la mayor parte de los ecos de Godard en LM tienden a funcionar como críticas bastante devastadoras de su mentor, quizás porque Moullet es un desenfadado humanista, y Godard no: de modo que, por ejemplo, Les Contrebandières puede ser vista como una "desconstrucción" de Les Carabiniers, así como este último "desconstruía" por su parte el film de guerra. LM ha aludido en ocasiones a una importante diferencia de clase entre ellos -los orígenes de Godard en la alta burguesía, contra su propia procedencia campesina- que ayudaría a distinguir entre sus estilos y actitudes.
Jonathan Rosenbaum, "À la recherche de Luc Moullet: 25 Propositions"
 

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