15 enero, 2020

Jacques Becker - Édouard et Caroline (1951)

 
Francés | Subs: Castellano/English/Portugués/Français
91 min | x264 960x720 | 6100 kb/s | 192 kb/s AC3 | 24 fps
4,08 GB
Un matrimonio joven comparte un modesto apartamento. Él, Édouard, es un pianista bohemio con talento pero pobre, y Caroline, su mujer, procede de una familia burguesa que no aprueba su matrimonio. Precisamente un tío de ésta los invita a una ostentosa fiesta social donde pretende que el músico salga humillado.
No sabemos cómo habría sido el cine de Jacques Becker si hubiera vivido más tiempo y conocido la nueva liberalidad de los años 60 y 70; un director que, como Murnau (Casque d’or recrea la escena de la boda por personas interpuestas de Amanecer) o Nicholas Ray, situó la intimidad de la pareja en el centro de su cine. Esta voluntad queda clara desde el principio en Édouard et Caroline, una película en la que la cámara se sitúa, siempre que los personajes se miran en él, en el lugar del espejo del salón.

En el espejo de la cámara se dibujan con nitidez, la misma que en Casque d’or aunque en este caso bajo la forma de la sátira, las fuerzas sociales que perturban el camino de los amantes. La película se abre con la imagen de una calle llena de transeúntes vista a través de una ventana mientras suena una música romántica de piano; un llamativo movimiento de panorámica nos conduce con decisión al interior de una modesta vivienda, donde descubrimos que la música proviene del piano de Édouard (Daniel Gélin), que ensaya para un concierto que puede significar su consagración social, organizado para esa noche por la familia de su mujer (Anne Vernon).
En la última escena, el movimiento de cámara se invierte simétricamente para preservar la intimidad de los amantes, cuya reconciliación viene justo después de una llamada de teléfono que anuncia el triunfo social de Édouard –contra todo pronóstico y gracias a la presencia de un “amigo americano” harto del esnobismo de la alta burguesía francesa; volvemos a escuchar la música de piano, pero ahora, para que él pueda dedicarse a otros menesteres, aparece como música no diegética –no forma parte de la acción, sino de la banda sonora, de la mente de los personajes y los espectadores.

Quizá lo más característico del trabajo de Becker, del que la dirección de actores y actrices forma parte esencial, es la precisión del gesto: aprendió de Renoir que un director debe, ante todo, evitar el tópico, y no solo en las reacciones verbales de los personajes sino también, y especialmente, en sus ademanes y movimientos físicos; Becker supo captar el detalle ridículo en medio de la tragedia y el dramático en medio de la farsa, y sus encuadres, movimientos de cámara o estrategias de montaje también se convierten a veces en gestos, como los trazos con que el dibujante resalta las líneas esenciales para dar la sensación de volumen; para hacer que los personajes se conviertan en personas.
 - Tomado de Navegando hacia Moonfleet
Edward and Caroline
French filmmaker Jacques Becker's Edouard et Caroline has been described as a film without a story. This isn't quite true, though the most memorable aspect of the film is the byplay between the two title characters. Edouard (Daniel Gelin) is a young, headstrong musician. Caroline (Anne Vernon) is his flibbertigibbet spouse. The two quarrel over an evening dress, they separate and then reunite. These farcical proceedings are counterpointed by Becker's naturalistic choice of settings, including Eduoard and Caroline's less-than-fashionable apartment and the prison-like confines of Caroline's uncle's mansion.
 
As the lead characters, Daniel Gélin and Anne Vernon perfectly incarnate the thoroughly modern couple, a romantic pairing that Becker would re-employ (somewhat less successfully) on a later comedy, Rue de l'estrapade (1953). Gélin and Vernon were both very much stars of the moment, symbols of a liberated youth that bristled with optimism, unaffected by the privations their parents had known in previous decades. Both actors bring a dangerous edge of modernity to their performances that is striking for a French film of this time. Throughout most of the first third of the film, Gélin walks around in an unbuttoned shirt and underpants as if totally oblivious to the fact. Later, Vernon sends out some pretty unmistakable signals that she is ready to be seduced. Such overt sexuality would have been unthinkable just a few years previously and would only became widespread a decade later. Édouard et Caroline is too easily dismissed as one of Becker's lesser works, but it is one of the director's most forward-looking and authentic films, lifting the lid on conjugal life and revealing it to be anything but a bed of roses. (©James Travers) 

BR rip del grupo geckos, remuxeado
 
 

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