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110 min | x-264 960x720 | 6600 kb/s | 192 kb/s AC3 | 23.976 fps
5,23 GB
5,23 GB
Recién llegado a la Argentina, el jugador tramposo de poca monta Johnny
Farrell es salvado de un pistolero por el siniestro dueño del casino
Ballin Mundson, quien procede a convertir a Johnny en su mano derecha.
La dupla desarrolla una extraña dependencia mutua y pronto se vuelven
inseparables. Pero su amistad se ve afectada cuando Mundson regresa de
un viaje de negocios con su nueva esposa, la supremamente deseable Gilda
(Rita Hayworth), y le ordena a Johnny que la vigile. Mundson, sin
embargo, no sabe que Johnny y Gilda son ex-amantes que ahora se
desprecian mutuamente. La relación entre Johnny y Gilda, un campo de
batalla de emociones en guerra, se vuelve aún más extraña cuando Mundson
desaparece....
La dirección de Charles Vidor es lo primero que hace a Gilda tan
especial, su cámara se mueve para complementar perfectamente la
magnífica fotografía de Rudolph Maté. Las sombras y siluetas los
elementos básicos de un noir clásico, pero aún así es raro verlos
empleados tan bien como aquí. La composición de las escenas más simples
esr impresionante... Rita Hayworth es embriagadora como el epítome de la
femme fatale y todo el mundo queda a la sombra de ella. Más
joven que Ford, pero aparentemente mayor, amenaza con robar todas las
escenas en las que está, desde el primer movimiento de su cabello. Gilda es una historia dura, llena de metáforas y resonancia para los años de la posguerra. Su poder permanece intacto.
Just arrived in Argentina, small-time crooked gambler Johnny Farrell
(Glenn Ford) is saved from a gunman by sinister casino owner Ballin
Mundson (George Macready), who proceeds to make Johnny his right-hand
man. The pair develop a strange mutual dependence and soon become
inseparable. But their friendship comes under strain when Mundson
returns from a business trip with a new wife, the supremely desirable
Gilda (Rita Hayworth), and orders Johnny to keep an eye on her. Mundson,
however, is unaware that Johnny and Gilda are former lovers who are now
full of contempt for each other. The relationship between Johnny and
Gilda, a battlefield of warring emotions, becomes even more bizarre
after Mundson disappears...
Charles Vidor’s direction is the first thing that makes Gilda so
special, his camera moving to perfectly complement Rudolph Maté’s
gorgeous photography. Shadows and silhouettes are meat and potatoes to
classic noir, but even so it’s rare to see them employed to such effect
as here. The composition of the simplest scenes can be breathtaking…Rita
Hayworth is intoxicating as the epitome of the femme fatale and
everyone pales against her. Younger than Ford, yet seemingly older, she
threatens to steal every scene she is in, from the very first flick of
that hair. It is to Ford and Macready’s credit that Vidor can allow
Hayworth to shine so very brightly and not topple the film…Gilda is a tough story, dripping with metaphor and resonance for the post-war years. Its power remains undiminished.
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