Muda/Silent | Subs: Castellano/English .srt
89 min | Xvid 640x480 | 1798 kb/s | 128+128 kb/s mp3 (dos BS distintas) | 23.976 fps
1,28 GB
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La última orden, gira en torno a una historia supuestamente verídica atribuida a Ernst Lubitsch en la que se presenta a un poderoso general zarista hundido tras la revolución que acaba recalando en Hollywood donde trabajará como extra y que será elegio para representar una historia que resultará ser la suya propia dirigida por un director soviético testigo de los hechos. La recuperación del recuerdo hasta ahora dormido le llevará a una gloriosa locura para restaurar todos sus traumas anteriores.
El premio de la academia al mejor actor fue entregado a Emil Jannings
por esta magnifica y absorbente actuación. Siendo una película muda, en
pleno ocaso y final de esta manifestación artística, no recibió otras
nominaciones salvo la de mejor historia original para Lajos Biró.
Basándose en una idea de Ernst Lubitsch, el realizador Josef von
Sternberg escribe el guión de The Last Command y, aunque figure en los
títulos de crédito el escritor Lajos Biro,éste no interviene para
nada.La presencia en el reparto de la estrella Emil Jannings confiere,
ya de salida, prestigio a la película. Pero Jannings, poseedor de un
divismo ilimitado, crea no pocos problemas durante el rodaje. Las
constantes puntualizaciones que de la Rusia zarista realiza el actor
alemán disgustan a Sternberg, que ironiza: «Parecía que eran todos
viejos compañeros de Lenin y de los bolcheviques». El film, ambientado
en el Hollywood de la época, nos presenta inicialmente a los dos hombres
cuyas historias va a contar. El uno es director de cine; el otro, un
extra. Mediante un flash-back que dura casi toda la cinta, saltamos diez
años atrás y nos situamos en la Rusia de Nicolás II. En ese tiempo, el
extra es un general del ejército imperial y el director, un
revolucionario reprimido y humillado por aquél, que además se queda con
su chica. Todo hasta aquí no es sino un largo preámbulo, un pretexto
para la impactante escena final, en la que, otra vez en el presente,
tiene lugar el reencuentro de los dos hombres. Ahora, los roles
oprimido-opresor se han invertído. Utilizando un rodaje como
herramienta, el hoy verdugo saborea su venganza con la reproducción de
la situación pretérita,y tras llevar a su víctima a la locura y a la
muerte, lo rehabilita.Tanto Emil Jannings, en un gran ejercicio de
contención, por el que recibirá el premio de la Academia al mejor actor
del año,como William Powell, resultan espléndidos en sus papeles. Tras
cinco semanas de rodaje,que al director le parecen cinco años, la
película se estrena el 21 de enero de 1928 en el Rialto Theatre de Nueva
York, y constituye un éxito fabuloso. (Texto de Luis Enrique Ruiz, tomado de Obras Maestras del Cine Mudo)
Más allá de la singularidad de su planteamiento –y me permito señalar
que creo que las secuencias más transgresoras de la excesivamente
mitificada EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES (Sunset BoulevardSunset
Boulevard, 1950. Billy Wilder) se encuentran ya presentes en esta
producción muda-, las excelencias de THE LAST COMMAND se encuentran en
diversas vertientes, siendo una de las más significativas su constante
contraste y espejo de representaciones y paradojas del destino que se
ofrecen a lo largo del film. Hay numerosos ejemplos a lo largo del
discurrir –esas fotos de extras que visiona el director de cine / más
adelante es el general ruso el que supervisará las fichas del actor y su
compañera; la propia representación que monta Serguei ante el zar con
sus tropas menguadas y maltrechas; la impresión de reconstrucción que se
ofrece en el ataque del ejército del Zar ante los revolucionarios con
la proyección de las sombras; la misma configuración del flash-back
(nada más apropiado que mirarse en un espejo) que estructura la historia
en dos partes claramente diferenciadas; la ironía que supone plantear
una historia así dentro del cine de Hollywood de la época, etc.-De
alguna manera el pasado y el presente se da en la mano como si de una
paradoja del destino se tratara en la que la relación de causa y efecto
está plenamente integrada en la narración. Con ello THE LAST COMMAND es
al mismo tiempo una película sobre el respeto de la integridad de las
personas en sus ideales. Un respeto que sobrepasa la frontera del
antagonismo –para lo cual los tres personajes principales manifiestan su
respeto mutuo ante sus acciones y lo que representan, teniendo su
exponente más emotivo en los planos finales con la admiración que
Andreyev muestra ante el ya cadáver de Serguei, cubriéndolo
delicadamente con una bandera rusa de guardarropía –instante que
recordará en su espíritu los momentos previos al asesinato de Marlene
Dietrich en FATALIDAD (Dishonored, 1931)La sensibilidad del militar ruso
y Natalie permite a Sternberg algunos de los más hermosos planos de la
película, en una relación de amor sin duda singular y que
sorprendentemente culminará de forma abrupta con el sacrificio de esta y
permitiéndole salvar su vida de la segura condena de los
revolucionarios –en unos de los momentos más conmovedores y
desgarradores filmados jamás por el vienés.Es evidente que pese a los
problemas que en el momento del rodaje tuvieron tanto Emil Jannings como
William Powell, junto con Evelyn Brent forman un trío de intérpretes
magnífico. Especialmente Emil Jannings compone un trabajo ciertamente
memorable –solo me pareció más conmovedor en EL ÚLTIMO (Der Letzte Mann,
1924. F. W. Murnau)- en el que el contraste con su aspecto gallardo en
la parte ambientada en 1917, con la desarrollada en 1928 donde
sobrelleva con entereza su vejez y con la presencia de ese tic en el
rostro producto de una herida de guerra. La expresividad del rostro de
Jannigs es mimada por los primeros planos que sirven fundamentalmente
aquellos momentos en que su dignidad personal es puesta a prueba,
sirviéndole el primer oscar al mejor actor de la historia de la
academia. A su lado la Brent sabe suponer su complemento en las
secuencias desarrolladas en la Rusia zarista, mostrando su creíble
intensidad en los momentos más dramáticos que ambos comparten en el
encuadre.LA ÚLTIMA ORDEN no deja de ser una película extraña en la
filmografía de Joseph Von Sternberg, en la que de alguna manera se
prefiguran títulos como la ya mencionada FATALIDAD y EL ANGEL AZUL (Der
Blaue Engel, 1930). Sin embargo esa singularidad no le impide ser una de
sus mejores obras, realizada además en un periodo fértil de una
filmografía que quizá aún no había consolidado su característico estilo
visual, pero en la que el conocimiento de la narrativa cinematográfica
era un hecho ya consumado. (Cinema de Perra Gorda) Emil Jannings won the first best actor Academy Award for his performance
as a sympathetic tyrant: an exiled Russian general turned Hollywood
extra who lands a role playing a version of his former czarist self,
bringing about his emotional downfall. Josef von Sternberg’s The Last
Command is a brilliantly realized silent melodrama and a witty send-up
of the Hollywood machine, featuring virtuoso cinematography, grandly
designed sets and effects, and rousing Russian Revolution sequences.
Towering above all is the passionate, heartbreaking Jannings, whose
portrayal of a man losing his grip on reality is one for the history
books.
"Bastante
antes de llegar a ser director de escena, he contemplado las películas
como un cirujano que observa operar a un compañero suyo. Todas las
películas, al margen de que fueran buenas o malas, me han enseñado algo,
aunque sólo sea lo que no se debe hacer. A los niños les gustan las
cosas con las que se sienten bien y a mí me complacía lo que veían mis
ojos; por ello hacía uso de una concentración casi inconsciente para
deleitarme con las impresiones visuales. Fausto declamaba: «Si pudiese
decir al instante, ¡quédate que eres muy bello!». Pero no hay cámara que
pueda captar el momento. Era normal que yo consiguiera una tan pronto
como me fuera posible." Josef von Sternberg
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