Coreano | Subs: Castellano/EN/PT/(muxed)
91 min. | x264 1024x538 | 3150 kb/s | 192 kb/s AC3 | 23.976 fps
2,14 GB
91 min. | x264 1024x538 | 3150 kb/s | 192 kb/s AC3 | 23.976 fps
2,14 GB
El día después
Bongwan, que dirige una pequeña editorial en Seúl, se levanta temprano,
muy temprano una mañana. ¿Por qué? A su esposa, que le pide una
explicación, Bongwan solo responde de manera elusiva. Luego se va a
trabajar y mientras camina por las oscuras calles, piensa en la mujer
que lo dejó un mes antes. Más tarde, en la oficina, conoce a Areum, su
nueva secretaria, una joven guapa que se encuentra en su primer día de
trabajo. Mientras tanto, en casa, la esposa de Bongwan descubre un poema
de amor escrito por él. Ella se enfurece y se precipita hacia la
oficina de la editorial. Confundiendo a la pobre Areum con la amante de
su marido, la ataca físicamente...
[...]
La pereza habitual de los detractores de
Hong los obliga a endilgarle que sus películas son todas iguales. La
repetición en Hong es sin duda un método interno y externo; ciertas
situaciones se repiten en cada relato y también en la suma de las
películas que van delineando una obra. Pero la repetición en Hong es
siempre diferencia. El experimento con los tiempos del relato y la
indagación sobre el lenguaje resultan en esta ocasión la distinción. Por
cada película hay un hallazgo sorpresivo, que se puede verificar si se
presta atención de manera desprejuiciada; además, los placeres que
emanan de cada película de Hong son únicos: sin atisbo alguno de
solemnidad y moralina, Hong puede detenerse en sentimientos e
inquietudes circunscriptas al ámbito de la intimidad, que a nadie le es
indiferente. He aquí su indudable universalidad, la que siempre refleja
paradójicamente la idiosincrasia de una sociedad y una clase específica.
La hermosa y nueva secretaria dice que
es bueno creer en algo. Lo dice sin vueltas, con cierto reparo, cuando
entiende que es pertinente. El personaje cree en el Altísimo, una
entidad demasiado desacreditada en el mundo simbólico de los artistas e
intelectuales que pueblan las historias de Hong. Es posible que Hong no
concuerde con su personaje, pero es ostensible que eso no lo inquieta,
porque Hong cree en el cine como pocos. La intersección entre lo que
cree su personaje y lo que cree el cineasta se adivina en una escena
fugaz. Ella reza, la nieva cae suavemente en las calles de Seúl. Aquí,
la cámara es enteramente fiel a la realidad y también al sentimiento de
su personaje. Es un momento de cine, incluso un momento de verdad. ~~ Roger Koza, ver nota completa en Con los ojos abiertos
The Day After
Bongwan, who runs a small publishing house in Seoul, wakes up early,
very early this morning. Why is that so? To his wife who asks him for an
explanation, Bongwan answers only elusively. He then sets off for work
and while walking through the dark streets, he thinks of the woman who
left him a month before. Later on, at the office, he meets Areum, his
new secretary, a pretty young woman who takes on her first day of work.
Meanwhile, at home, Bongwan's wife discovers a love poem written by him.
She sees red and rushes like a fury into the publishing office.
Mistaking poor Areum for her husband's mistress, she physically attacks
her...
The latest addition to South Korean filmmaker Hong Sang-soo’s cinematic
house of talk, drink, time shifts, repetitions and romantic fumblings is
the amusingly bittersweet yet quietly resplendent “The Day After.” A
black-and-white space decorated with regret and possibility, it’s where
you’ll find a sad sack, middle-aged book publisher and three women whose
personalities and desires both animate and derail him. (LA Times)
ººººººººº
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