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100m | x264 720x480 ~> 720x540 | 1900 kb/s | 192 kb/s AC3 | 23.97 fps
1,51 GB
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Odio entre hermanos
A principios de siglo mareas de emigrantes arribaban desde el viejo
continente hasta la populosa ciudad de Nueva York con la esperanza de
que en la Gran Manzana sus ilusiones de prosperidad podrían algún día
hacerse realidad y cumplir así el anhelado sueño americano; muchos
procedían de Italia, como la familia protagonista de este film, con Gino
Monetti (Edward G. Robinson) a la cabeza, un barbero ambicioso y
autoritario, su paciente mujer y cuatro hijos muy distintos psicológica y
físicamente. El transcurso de los años cambió una sencilla barbería por
un enorme capital almacenado en una compañía de depósitos y
empréstitos. El sueño americano se había cumplido pero la pesadilla
afectiva que se engrandecía con el paso del tiempo no hacía más que
acerarse de forma peligrosa.
Odio entre hermanos nos hace conocer a Max (Richard Conte). Nos
enteramos que acaba de salir de la cárcel. Que lleva siete años
encerrado… Y que siente un especial resentimiento contra sus tres
hermanos. Se nos va dosificando la información. Su padre ausente,
omnipresente en varios retratos, era dueño de un banco que ahora
regentan los tres hermanos. Max llega exigiendo a sus hermanos el tiempo
perdido. Y se percibe desde el principio una tensión insoportable.
También descubrimos a Irene (Susan Hayward), una mujer ajena a la
familia que ama a Max y lo ha esperado. Una mujer que trata de que Max
expulse todo el odio que tiene acumulado en su interior y la influencia
tan destructiva del padre omnipresente.
Edward G. Robinson ofrece aquí una
de las interpretaciones más memorables de toda su carrera, que le valió
su único premio a mejor actor por una película, en el festival de
Cannes. Su Gino Monetti, con todas sus miserias, sus delirios como
patriarca y su astucia trasnochada, así como por su humanidad y ese
acento italiano, es una delicia y una forma de comprobar hasta donde
podía llegar la fuerza en pantalla de un personaje interpretado por
alguien de tanta capacidad como Robinson. Una actuación sobria y
brillante, con la que hasta puedes llegar a sentir simpatía por un
personaje tan miserable como excesivo. Tomado de un blog dedicado a E.G. Robinson
Edward G. Robinson plays an Italian-American banker who runs roughshod
over his four grown sons. When the ruthless Robinson is arrested for
illegal business practices, three of his sons attempt to take over the
business. Only son Richard Conte remains loyal to his father.
Italian immigrant Gino Manetti (Robinson) started in America as a barber
and rose to be a wealthy banker by lending to immigrants on the Upper
East Side of New York without collateral but at usurious rates. He is
the undisputed patriarch to his wife and four sons. Three of his sons
work at the bank and he treats them like servants, insulting them freely
in the process. Eldest son Joe (Luther Adler) works as a teller and
tries to caution his father about the need to keep books, but Gino only
tells him to “go back to his cage”. Gino’s fourth son Max (Richard
Conte) is a criminal lawyer and Gino treats him with some respect.
House of Strangers is marred a bit by the extraneous Conte-Hayward love
affair which distracts from the compelling family drama at the core of
the film. Otherwise it is practically perfect. Robinson grew up with
Italians and spoke the language fluently. He is the quintessence of
stubborn manhood as he terrorizes the dinner table with his loud opera
records and orders. He makes his character so downright human though
that it is hard to hate him quite as much as the film means us to do.
Conte makes a dynamic and cynical foil and Adler, better known as a
stage actor, really shines. According to the commentary, Mankiewicz
contributed a lot to the screenplay and the crackling dialogue seems to
bear that out. -- Flickers in Time [Bea Soila]
ººººººººº
Movimiento de manos y hombros como si fuera un italiano de ley.
Que actor maravilloso que fue E.G. Robinson
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