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166 min | x264 1024x436 | 3400 kb/s | 448 kb/s AC3 | 23.976 fps
4,50 GB
166 min | x264 1024x436 | 3400 kb/s | 448 kb/s AC3 | 23.976 fps
4,50 GB
Érase una vez en el Oeste
El último Western puro de Sergio Leone, que partió de un argumento
escrito por Bernardo Bertolucci y Dario Argento, con guión final del
propio Leone y su colaborador habitual Sergio Donati, cuya historia gira
en torno al personaje de una mujer (Claudia Cardinale), sobre la cual y
la propiedad que hereda se interesan tres personajes muy diferentes: el
bandido Cheyenne (Jason Robards), un peligroso pistolero llamado Frank
(Henry Fonda) y un personaje solitario y misterioso, apodado Harmonica
(Charles Bronson).
C'era una volta il West fue el título más importante del
realizador italiano hasta la época, realizado con un presupuesto entre
tres y cuatro veces superior al de su anterior Il buono, il brutto, il cattivo
(1966), que ya era de por sí una superproducción tratándose de un
Spaghetti-Western, y también es el más completo y redondo de los mismos,
pues su argumento está mucho más elaborado, situando a los personajes
en hechos históricos relevantes en la cultura de EEUU (el progreso y
cambio de una época identificado con el avance del ferrocarril), además
de contar con una serie de situaciones, diálogos, personajes y
secuencias absolutamente memorables, que convierten a la película en una
obra maestra del género en el que se enmarca, con su curiosa mezcla de
estilo europeo y de Western clásico. ~~ Tomado de harmonicacinema
Once Upon a Time in the West
A Marxist revisionist western that feels like a comedy half the
time and a revenger's tragedy in operatic guise for the other half. On
paper at least, this looks like the very last western worthy of
admission to the pantheon of the genre's masterworks. But there it is,
routinely counted among the greatest westerns ever made. And rightly so.
[...] The climactic gunfight, with its three minutes of intro music and
flashbacks and two seconds of gunplay, achieves an almost orgasmic
intensity through Morricone's soaring, slashing score. With every
set-piece artificially elongated for comedy or suspense, and every other
scene almost wordless, this is a movie that takes its time, but by the
final credits, you know you're in the presence of imperishable
greatness. ~~ The Guardian
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