Turco y otros | Subs: Castellano/English (muxed)
72 min | x-264 1920x1036 | 11,15 Mb/s | 640 kb/s AC3 | 23.976 fps
6,15 GB
Callejera*6,15 GB
[...] El primer largometraje documental de la directora Elizabeth Lo sirve de complemento a Kedi,
la oda igualmente maravillosa de Ceyda Torun a Estambul y a los felinos
callejeros de Turquía. Juntas, las dos películas constituirían el
visionado nocturno perfecto para los amantes de animales en cuarentena
con ansias de viajar, especialmente para cualquiera que ame la magnífica
y sucia metrópolis del Bósforo.
Filmada
aparentemente con una cámara baja sostenida durante gran parte del
tiempo de duración a la altura de la cabeza de un perro, la película
sigue a una pandilla de huérfanos caninos y humanos cuyos caminos se
cruzan y convergen. Un trío de refugiados de habla turca procedentes de
Siria vive en obras y portales ocupados, y la cámara se mantiene al
margen y observa cómo aspiran pegamento de sus bolsas. El protagonista
real es una perra callejera amarilla llamada Zeytin, probablemente un
cruce de Labrador y algo, con los ojos más conmovedores que se puedan
ver en cualquier película de este año. Arrastrando una pata ligeramente
torcida y, a veces, haciendo compañía a su amiga canina Nazar -una
señora oscura y más corpulenta de cierta edad-, Zeytin se junta con los
chicos sirios y luego se va a buscar comida cuando le apetece, reina de
la calle, alegremente despreocupada por los coches.
Las
citas grandilocuentes de Diógenes sobre los perros, la filosofía y
otras cosas que salpican la película no son realmente necesarias; la
acción habla por sí misma. Quizá porque la especie protagonista es más
dócil y menos tímida que el gato promedio, la película de Lo se acerca
más a su heroína no humana que Kedi,
creando un estudio más lírico y menos antropológico. Ese ambiente
poético se ve reforzado por la partitura del compositor Ali Helnwein,
centrada en el violonchelo, que sincroniza ágilmente con el montaje.
Dicho esto, nada supera la interpretación vocal de la propia Zeytin al
final, aullando de forma sobrecogedora junto a la llamada a la oración
de un almuédano.
-- Todo el texto tomado de la crítica de Leslie Felperin en The Guardian[...]Director Elizabeth Lo’s first feature-length documentary provides a companion piece to Kedi,
Ceyda Torun’s equally wonderful ode to Istanbul and Turkey’s feral
felines. Together, the two films would make the perfect night in of
viewing for quarantined animal lovers with frustrated wanderlust,
especially anyone who loves the magnificently grotty Bosphorus
metropolis.
Filmed
seemingly with a low-slung camera held for great chunks of the running
time at dog-head height, the film follows a gaggle of orphans both
canine and human whose paths intersect and converge. A trio of
Turkish-speaking refugees from Syria live in squatted building sites and
doorways, and the camera stands back and watches while they huff glue
from bags and space out. The actual protagonist is a yellow mutt named
Zeytin, a Labra-something cross probably, with the most soulful eyes
you’ll see in any movie this year. Dragging a slightly crook leg and
sometimes palling up with dog friend Nazar – a dark, stockier lady of a
certain age – Zeytin hangs with the Syrian boys and then saunters off to
look for food when the fancy takes her, queen of the road, blithely
unconcerned about cars.
The spliced-in grandiloquent quotes about dogs and philosophy and whatnot from Diogenes that pepper the film aren’t really necessary; the action speaks for itself. Perhaps because the star species here is more biddable and less camera-shy than the average cat, Lo’s film stays closer to its non-human heroine than Kedi did, creating a more lyrical, less anthropological study. That poetic vibe is richly enhanced by composer Ali Helnwein’s keening, cello-centric score that’s nimbly synched up to the editing. That said, nothing tops the vocal performance from Zeytin herself at the end, howling hauntingly along with a muezzin’s call to prayer.
-- Al the text quoted is from the The Guardian review by Leslie FelperinThe spliced-in grandiloquent quotes about dogs and philosophy and whatnot from Diogenes that pepper the film aren’t really necessary; the action speaks for itself. Perhaps because the star species here is more biddable and less camera-shy than the average cat, Lo’s film stays closer to its non-human heroine than Kedi did, creating a more lyrical, less anthropological study. That poetic vibe is richly enhanced by composer Ali Helnwein’s keening, cello-centric score that’s nimbly synched up to the editing. That said, nothing tops the vocal performance from Zeytin herself at the end, howling hauntingly along with a muezzin’s call to prayer.
Blu Ray rip de origen desconocido
*El título es una traduccón directa del título internacional
Subs en castellano míos, traducidos de los poco confiables subs en inglés.
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Solo decir que la frequencia de actualización de este blog no tiene nada que envidiarle al viejo blog del señor Andrei. Muchas gracias Scalisto por tu labor.
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