Francès | Subs: Castellano/Italiano/English/Português (muxed)
76 min | X-264 1488x1080 | 9600 kb/s | 640 kb/s AC3 | 23.97 fps
5,46 GB
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Michel es un carterista que no roba por necesidad como tampoco lo hace
por vicio, no es cleptómano, roba para darse a sí mismo un valor, porque
el robo es el medio de expresar sus sentimientos.
Si el cine se puede considerar un arte y un arte serio, maduro y
autoconsciente, y no una mera evasión, fábrica de sueños, industria y
demás fórmulas al uso es gracias a cineastas como R. Bresson que, desde
los márgenes, de forma exigente, coherente y aislada ha experimentado
con la propia forma cinematográfica y los recursos del medio en busca de
La Verdad; elaborando un corpus y una reflexión genuina y propia, dando
lugar a una de las (escasas) cumbres de este Arte. En un sentido
semejante, aunque sin su radicalidad (ni continuidad), entre sus
contemporáneos podrían acompañarle Rossellini, Antonioni,
Bergman…‘Pickpocket’ es el quinto largometraje de Bresson y lo realiza
como parte de lo que se ha dado en llamar el “ciclo de la prisión”.
Encontramos, en su aparente y personal simplicidad, los temas que en
aquel momento le eran familiares: la posibilidad de redención en un
mundo hostil, la soledad, el sufrimiento, la culpa, la inocencia, la
gracia; y en lo formal: la fragmentación, la repetición, la economía de
medios. Valiéndose de la que, por entonces, ya era su concepción de
trabajo, en la que la cámara no es un modo de reproducción de la
realidad, sino un instrumento de creación, continúa su proceso de
búsqueda de la verdad a través de la depuración y sobre todo de la
forma, prescindiendo de todo aquello que no tiene que ver con el
“cinematógrafo”, esto es: la puesta en escena, los actores, el
argumento, la música… En cambio, utiliza la voz en off (aunque será la
última vez), actores no profesionales (salvo en una ocasión,no repitió
actores), las tomas frontales, los planos vacíos, los encuadres que
encierran a los personajes, el silencio, la importancia del sonido
ambiente (o la ausencia del mismo), la fragmentariedad (en los
personajes -las manos, los pies, los rostros-, y de los espacios
-puertas, suelos, objetos-), el uso de música clásica, en este caso J.B.
Lully, (hasta El diario de un cura rural empleaba la música
contemporánea del organista y compositor Jean Jacques Grunenwald),
haciéndola coincidir con momentos de epifanía interior del personaje.
También el montaje, con la elipsis como recurso narrativo, y el fundido y
el encadenado como puntuaciones características, fluye a pesar de los
saltos (que contribuyen a soslayar las explicaciones psicológicas),
obteniendo secuencias irrepetibles como las danzas de manos en acción
(en la escena de los hurtos de la estación de tren); en cualquier caso,
siempre evitando caer en clímax sentimentales odidácticos. No podemos
pasar por alto la magnífica fotografía de Burel, colaborador habitual de
A. Gance.Bresson no se conforma con captar la realidad, convierte los
recursos cinematográficos del cine documental (o del neorrealismo):
rodaje en exteriores (la estación de tren, los bares), el sonido
ambiente, los actores no profesionales; en algo que va más allá, que
trasciende el mero realismo. Un elemento clave en este camino es la
irrelevancia del argumento: el destino de Michel está escrito,
predeterminado, desde el mismo comienzo del film, incluso más allá de la
voluntad del propio Bresson; así, la película comienza con un título
que nos advierte de lo que vamos a presenciar y, tras los créditos,
entra la voz en off del personaje que, a su vez, escribe su historia.
Otra de sus mejores bazas es la inexperiencia del elenco, sus
actores/modelos son lienzos en blanco de los que logra arrancar, (por su
hieratismo, control de sus gestos, movimientos y su dicción), la unidad
de la incomunicación y sufrimiento interior de los personajes
queatraviesa de parte a parte el film. Según Bresson, sólo se consigue
conmover verdaderamente al espectador sosteniendo la concentración
adecuada a través de la unidad de todo el conjunto y de una sucesión
rítmica y meditada de planos.Pickpocket está libremente inspirada en la
obra de Dostoievski “Crimen y Castigo”, aunque se podría decir que el
tema es un pretexto para la forma, una película de silencios, de
emociones contenidas, de sentimientos ocultos, asfixiante y
claustrofóbica, reducida al mínimo, (tres actores principales y un
puñado de secundarios); es un documental sin realismo, un naturalismo
irreal, sobre el sentido trágico de la condición humana, sobre el amor,
la expiación y la redención: Michel sale de su “autismo” para con los
sentimientos humanos, en el que predominaba el orgullo de los dogmas y
la suficiencia de la técnica, para finalmente conmoverse ante la
autenticidad y callado padecimiento de una Jeanne inocente y
angelical.En un mundo (el occidental) cada vez más intelectualmente
abotargado y perezoso, colmado de imágenes banales y ruido, saturado de
emociones, sensaciones y “productos”; en definitiva, plenamente inserto
en los planteamientos de la sociedad del espectáculo, (tal y como la
diseccionara Guy Debord en su obra homónima); la propuesta radical,
excepcional y antiespectacular de Bresson continúa estando plenamente
vigente y además constituye uno de los últimos refugios que nos queda.
(Texto tomado de Misterioso objeto al mediodìa )
Robert Bresson drew inspiration from Dostoevsky's Crime and Punishment
for this examination of an arrogant young pickpocket who deems himself
above the laws and conditions of ordinary men. Michel (Martin LaSalle), a
rather bland-looking young man with a perpetually blank face, haunts
the subways, city streets, and racetracks to ply his trade. He plays a
game of wits with a fatherly police inspector and walls his heart off
from the affections of a quiet young woman, Jeanne (Marika Green), who
looks after his dying mother. Bresson's direction of his "models" (as he
calls his nonprofessional performers) strips them of affectation and
motivation, making them blank slates defined by the accumulation of
precisely drilled actions and words. Pickpocket is no thriller, though
Bresson offers impressive, meticulously detailed scenes of daring and
intimate robberies (one sequence on a subway feels like an homage to Sam
Fuller's Pickup on South Street). Rather, it is a powerful, profound
search for meaning and spiritual enlightenment by a man who believes in
nothing but himself, and many critics consider it Bresson's masterpiece.
Paul Schrader, whose book Transcendental Cinema offers a detailed
analysis of Bresson's work, has quoted the famous, emotionally
restrained yet spiritually moving conclusion in two of his own films:
American Gigolo and Light Sleeper. (Sean Axmaker)
"Bresson es el cine francés, como Dostoievsky es la novela rusa, como Mozart es la música alemana". Jean-Luc Godard
"No hay en la historia del cine una aventura creadora tan singular y
solitaria como la de Bresson, un rasgo que ya estaba implícito en el
carácter de su visión. De ella se llegó a decir no que inventaba el
cine, sino que lo realizaba, revelando lo más íntimo y secreto de su
esencia. Los profesionales que no le ignoraron del todo, siempre le
consideraron un caso aparte, obstinado y raro: una forma, quizás, de
marginarlo. Pero no creo que él buscara ninguna clase de marginación. Lo
único que hizo es seguir su camino película a película, con una
sinceridad, una exigencia y una entrega totales." Víctor Erice
"Creo en el amor. Inclusive puede decirse que no creo más que en el
amor, en el amor no sólo hacia las personas, sino también hacia las
cosas. Creo que el amor mal comprendido, mal enfocado degrada, sí, pero
creo que hay un amor que no degrada, y que, al contrario, lleva a
comprender. Se comprende a través del amor." Robert Bresson
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