Arsenevich: Claude Chabrol - Les biches (1968)

Las ciervas

En la calle, Frédérique conoce a una artista callejera, que pinta unas ciervas, le habla, y la invita a su casa a tomar café. La joven artista afirma llamarse Why, surge una atracción entre ambas, y tras conversar un rato, esa atracción se consuma. Después, van a vivir a otro lugar, con unos amigos de Frédérique, excéntricos y ruidosos, pero es lugar elegante, y ella, acomodada, deslumbra a Why con los lujos, que se va acoplando a esa vida, pero siempre a distancia. Conocen en una reunión a Paul Thomas, y pronto Why se siente nuevamente atraída, mientras Frédérique, recelosa, hace que sus amigos sigan a la pareja, pero no puede evitar el idilio y la joven artista se siente fuertemente atraída por Paul. Frédérique, ya enterada de todo, habla con Why, no le sienta bien saber que tiene competencia por la joven, se siente muy celosa, así que va a hablar con Paul, y lo seduce...

Les biches de Claude Chabrol depende casi enteramente del estilo, y como estilo tiene éxito. No está tan interesada en el relato como en cómo contarlo. Chabrol utiliza colores apagados, sobre todo los pasteles, y muchas de sus escenas están rodadas a la luz del atardecer. Sus personajes encajan con estos colores y estados de ánimo; parecen estar en trance a veces, moviéndose lentamente, hablando distraídamente. Y su movimiento de cámara está meticulosamente planeado.

[...} No es el tipo de película que muchos cinéfilos encuentran satisfactoria; ciertamente no los fanáticos del cine erótico. Pero a su manera, va en contra de los trucos de cámara y los trucos de moda de los directores de los 60, y sondea las pasiones psicológicas subterráneas, como una novela de Henry James. De esta manera Les biches se convierte en una expresión melancólica, reservada y muy personal. (Roger Ebert)

Bored, wealthy Parisian socialite Frédérique picks up young sidewalk artist Why, brings her home, offers her a nice hot bath and coffee, and seduces her. Then Why follows Frédérique to the latter's Saint-Tropez villa, where they alter their sensuous encounters with wild parties for the idle rich. At one of these parties, Why meets Paul, a handsome young architect, and falls for him. Jealous Frédérique intervenes only to lure Paul into her own arms...

Claude Chabrol's Les biches depends almost entirely on style, and as style it succeeds. He is not so much interested in his story as in how to tell it. He favors muted colors, mostly pastels, and many of his scenes are shot in the light of late afternoon. His characters fit these colors and moods; they seem in a trance sometimes, moving slowly, speaking absently. And his camera movement is meticulously planned.

[...} It is not the sort of film a lot of moviegoers find satisfying; certainly not the skin-flick fans. But in its highly mannered way, it goes against the flashy camera tricks and fashionable gimmicks of 1960s directors, and probes for the subterranean psychological passions of, a Henry James novel. And in that way Les biches becomes a moody, quiet, highly personal expression. (Roger Ebert)