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86 min | x264 1440x1080 | 8000 kb/s | 256 kb/s AC3 | 23.97 fps
4,98 GB
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Invierno de 1934, Nueva York. El fracasado pintor Eben Adams,
desmoralizado, sin dinero ni inspiración, busca comprador para sus
obras. Tras la pequeña ayuda de una marchante que diagnostica sagazmente
que la debilidad de su pintura radica en su carencia de amor, deambula
por Central Park y descubre un paquete olvidado en un banco; una
jovencita vestida con un traje pasado de moda lo reclama y entabla
conversación con el pintor. El encuentro y los datos aportados por la
joven intrigarán primero y fascinarán después a Adams, siendo el
arranque de una serie de acontecimientos que cambiarán su percepción de
la realidad, su obra y su vida...
A pesar de que el atrayente eslogan comercial de Jennie rezaba «La más
tierna y aterradora historia de amor jamás contada», la película no fue
lo suficientemente atractiva para un público que no entendió esta rareza
dentro de la producción americana de finales de los años 40. Fue un
rotundo fracaso comercial y tampoco fue bien entendida y acogida por la
crítica. Esto desencadenó una fuerte crisis en la productora de David
O´Selznick tocada ya de muerte por el fracaso anterior de El proceso
Paradine (The Paradine Case, 1947) de Alfred Hitchcock.
A pesar de ello, Jennie es, hoy en día, un referente para algunos cinéfilos y una pequeña joya que está aún por descubrir y reivindicar como una de las grandes películas de la historia del cine mundial. Película extraña, misteriosa, evocadora, en donde se da esa única conjunción de magia y perfección artística que ocurre pocas veces en el cine. Quizás Vértigo (Vertigo, 1958) de Hitchcock y El fantasma y la señora Muir (The Ghost and Mrs. Muir, 1947) de Mankiewicz sean otros ejemplos de que a veces el cine trasciende el tiempo, se funde con él. Los personajes están vivos pero están muertos, son una sombra, un fantasma, una proyección de luz y el amor es lo que sirve de nexo de unión entre esas dos irreconciliables fases del tiempo. El tiempo de la ficción se confunde con el tiempo real, los cómputos y las estructuras narrativas se fragmentan, lo que parece real, no lo es. Todo es magia, la esencia del cine... (Texto de Natalia Vìas, tomado de Miradas de Cine)
A pesar de ello, Jennie es, hoy en día, un referente para algunos cinéfilos y una pequeña joya que está aún por descubrir y reivindicar como una de las grandes películas de la historia del cine mundial. Película extraña, misteriosa, evocadora, en donde se da esa única conjunción de magia y perfección artística que ocurre pocas veces en el cine. Quizás Vértigo (Vertigo, 1958) de Hitchcock y El fantasma y la señora Muir (The Ghost and Mrs. Muir, 1947) de Mankiewicz sean otros ejemplos de que a veces el cine trasciende el tiempo, se funde con él. Los personajes están vivos pero están muertos, son una sombra, un fantasma, una proyección de luz y el amor es lo que sirve de nexo de unión entre esas dos irreconciliables fases del tiempo. El tiempo de la ficción se confunde con el tiempo real, los cómputos y las estructuras narrativas se fragmentan, lo que parece real, no lo es. Todo es magia, la esencia del cine... (Texto de Natalia Vìas, tomado de Miradas de Cine)
In Portrait of Jennie, Joseph Cotten plays an artist, Eben Adams, who is
unable to bring any true feeling to his work. While painting in Central
Park one morning, Eben makes the acquaintance of a schoolgirl named
Jennie (Jennifer Jones), who prattles on about things that happened
years ago. Intrigued at her thorough knowledge of the past, Eben is
about to converse with her further, but Jennie has vanished. Over the
next few months, Eben meets Jennie again and again -- and each time she
seems to have aged by several years. He paints her portrait, which turns
out to be more full of expression and emotion than anything he's
previously done. His curiosity peaked by Jennie's enigmatic nature, Eben
uncovers evidence that he has been conversing -- and falling in love --
with the ghost of a girl who died years earlier in a hurricane. On the
eve of the hurricane's anniversary, Eben rushes to meet Jennie at the
site where she was supposedly killed. As a new storm rages, Jennie
vanishes for good, but not before declaring that the love she and Eben
have shared will live forever. Rescued from the storm, Eben convinces
himself that Jennie was a mere figment of his imagination. Then he
notices that he stills clutches her scarf in his hand. He looks at his
portrait of Jennie (the only Technicolor shot in this otherwise
black-and-white film) and understands what she meant when she said that
their love would endure throughout eternity; it will do so through
Cotten's art, both the portrait at hand and all future portraits. Based
on the novel by Robert Nathan, Portrait of Jennie is one of the most
beautifully assembled fantasies ever presented onscreen. Producer David
O. Selznick's unerring eye for "rightness" enabled him to select the
perfect stars, supporting cast (Lillian Gish, Ethel Barrymore, David
Wayne, Cecil Kellaway, et al.), director, cinematographer (Joseph
August), and composer (Dimitri Tiomkin, who based his themes on the
works of Debussy), and blend everything into one ideally balanced
package. ~ Hal Erickson, All Movie Guide
Publicada originalmente por saynomoreglass en 2009
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