26 abril, 2023

Hsiao-Hsien Hou - Beiqíng chéngshì (1989)

 
Mandarín y otros | Subs: Castellano/English/Português/Italiano (muxed)
158 min | x264 mkv 716x448 ~> 848x448 | 2000 kb/s | 224 kb/s AC3 | 23.97 fps
2,47 GB
Ciudad doliente 
Ciudad doliente comienza con un plano secuencia de créditos de total oscuridad mientras se escucha la solemne voz del emperador Hirohito en una emisión de radio que anuncia la rendición incondicional de Japón el 15 de agosto de 1945. A continuación, el escenario se ilumina débilmente con el cálido resplandor de las velas para revelar un ansioso hogar taiwanés que se prepara para el inminente nacimiento de un niño en medio de un apagón. Cuando se restablece la electricidad, la agonía audible de la futura madre da paso al sonido de un bebé que llora. La aparente metáfora se refuerza en los intertítulos posteriores, que revelan que la concubina de Lin Wen-heung ha dado a luz a un hijo al que llaman Kang-ming, que significa "luz". Sin embargo, a medida que la película narra la vida de la familia Lin durante los turbulentos cuatro años transcurridos entre la retirada japonesa de Taiwán, tras 51 años de ocupación en 1945, y la secesión de Taiwán de la China continental en 1949, el tono esperanzador y optimista de la secuencia introductoria de la película resulta aparentemente insostenible...
Estrenada después de la represión gubernamental en la plaza de Tiananmen contra los manifestantes a favor de la democracia en Beijing durante el verano de 1989, la relevancia contemporánea de Ciudad doliente parecía destinada a estar inextricablemente conectada con un fenómeno etnográfico más amplio de una experiencia colectiva china, un vínculo cultural arraigado del que Taiwán se ha ido distanciando cada vez más a través de años de ocupación extranjera y aislamiento del continente. Es este sentimiento resignado de separación irrevocable el que se refleja en el tono elegíaco sostenido de la película, observado por Bérénice Reynaud en su comentario: "En general, Ciudad doliente define un vertiginoso arco elíptico, que va de un sentimiento de pérdida -la pérdida de Taiwán por los japoneses- a otro -la pérdida del continente por el Kuomintang-".  En consecuencia, hasta el estreno de la película en 1989, la difícil realidad que subyace a la evolución de una identidad nacional taiwanesa intrínsecamente única y culturalmente separada de la situación de los chinos del continente en la segunda mitad del siglo XX no era un tema que se discutiera fácilmente o se aceptara emocionalmente.
 
[...] Al presentar las trágicas consecuencias del abuso de poder de las autoridades de la China continental, Ciudad doliente articula con compasión la desesperación silenciosa y reprimida de un pueblo repetidamente victimizado en su búsqueda de inclusión e identificación cultural. A través de la perspectiva omnipresente de la película, Hou refleja el legado vestigial de desmoralización, abandono, aislamiento y traición del Taiwán contemporáneo a manos de fuerzas externas intrusivas por motivos políticos. Al final, solo a través de esta objetividad distanciada y de la desconexión sentimental se puede ver la secuencia inicial del nacimiento de Kang-ming, no como una metáfora irónica de la condenada reunificación de la isla con la China continental en la posguerra, sino como la ruptura emocionalmente dolorosa y traumática de Taiwán de su arraigado vínculo ancestral con la madre patria.
-- Acquarello. Ciudad doliente. Senses of Cinema, 22 de mayo de 2003 (La nota entera ya no está online)
A City of Sadness 
A City of Sadness opens with a credit sequence-shot of total darkness as the solemn voice of Emperor Hirohito is heard over a radio broadcast announcing the unconditional surrender of Japan on August 15, 1945. The setting is then faintly illuminated by the warm glow of candles to reveal an anxious Taiwanese household that is preparing for the imminent birth of a child in the midst of a power failure. As the electricity is restored, the audible agony of the expectant mother gives way to the sound of a crying infant. The apparent metaphor is then reinforced in the subsequent intertitles that reveal that the concubine of Lin Wen-heung had given birth to a son whom they name Kang-ming, meaning ‘light.’ However, as the film chronicles the lives of the Lin family during the turbulent four years between the Japanese withdrawal from Taiwan after 51 years of occupation in 1945, to the secession of Taiwan from mainland China in 1949, the hopeful and optimistic tone of the film’s introductory sequence seemingly proves untenable...
Released in the wake of the Tiananmen Square government crackdown on pro-democracy demonstrators in Beijing during the summer of 1989, the contemporary relevance of A City of Sadness appeared destined to be inextricably connected to a greater encompassing ethnographic phenomenon of a collective Chinese experience, an ingrained cultural bond from which Taiwan has grown increasingly estranged through years of foreign occupation and isolation from the mainland. It is this resigned sentiment of irrevocable separation that is reflected in the film’s sustained elegiac tone, observed by Bérénice Reynaud in her comment: “Overall, A City of Sadness defines a vertiginous elliptical arc, which goes from one feeling of loss – the loss of Taiwan by the Japanese – to another – the loss of the mainland by the Kuomintang.”.  Consequently, until the release of the film in 1989, the difficult reality behind the evolution of a Taiwanese national identity that was inherently unique and culturally separate from the plight of mainland Chinese in the latter half of the 20th century was not a subject that was easily discussed or emotionally accepted.
 
[...] By presenting the tragic consequences that resulted from the mainland authorities’ ever-escalating pattern of abuse of power, A City of Sadness compassionately articulates the suppressed, silent despair of a people repeatedly victimised as they search for inclusion and cultural identification. Through the film’s pervasively alienated perspective, Hou reflects contemporary Taiwan’s vestigial legacy of demoralisation, abandonment, isolation, and betrayal at the politically motivated hands of intrusive external forces. In the end, it is only through this distanced objectivity and sentimental disconnection that the life-affirming opening sequence of Kang-ming’s birth may be seen, not as an ironic metaphor for the island’s doomed post-war reunification with mainland China, but as Taiwan’s emotionally painful and traumatic – but ultimately, viably essential – severing of its deeply rooted ancestral bond with the motherland.
Acquarello. “A City of Sadness.” Senses of Cinema, May 22, 2003 
 
 

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Publicada originalmente en enero de 2021


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