Francés | Subs: Castellano/English (muxed)
116 min | x264 1280x720 | 2400 kb/s | 160 kb/s AC3 | 25 fps
WEB rip 2,07 GB
Mujeres mujeres*
En
su pequeño apartamento parisino, con vistas a un cementerio, dos
actrices en decadencia se consuelan mutuamente al enfrentarse a un mundo
que ya no aprecia su talento. Mientras Sonia persevera con pequeños
trabajos de interpretación en anuncios y producciones menores, su amiga
Hélène acepta que sus mejores días han quedado atrás y se dedica a
trabajos ocasionales como la confección y la limpieza de casas para
pagar las facturas. Ambas estuvieron casadas con Julien, uno de sus
antiguos directores, pero éste se ha vuelto a casar, mientras que ellas
son solteras. Los únicos hombres en la vida de Sonia y Hélène son las
apariciones fugaces que visitan ocasionalmente su apartamento: un médico
irónico, un repartidor romántico, un hombre solitario con una fantasía
perversa, y otros. Sin ningún futuro que esperar, las dos mujeres
recurren cada vez más a la bebida para aliviar el dolor de su
desesperada existencia cotidiana...
Paul
Vecchiali, uno de los directores menos conocidos de la Nouvelle Vague
francesa, era un talento creativo cuyas películas eran tan distintivas,
humanistas y originales como las de sus contemporáneos más conocidos. De
la docena de películas que realizó entre 1966 y 1996, la más recordada
es probablemente Femmes femmes, que adquirió un cierto estatus de culto, por su temática sardónicamente kitsch y los excesos casi camp
de sus dos actrices principales, Hélène Surgère y Sonia Saviange. El
legendario cineasta italiano Pier Paolo Pasolini quedó tan impresionado
por lo que vio que inmediatamente después contrató a estas dos actrices
para la que sería su última película, Salò o le 120 giornate di Sodoma (1975).
Es curioso pensar que Hélène Surgère y Sonia Saviange eran prácticamente desconocidas en el momento de rodar esta película, y sin embargo Vecchiali no podría haber encontrado una pareja de intérpretes con más clase para encarnar a sus dos protagonistas tragicómicas. Bajo la mano de este director, Surgère y Saviange hacen que un ataque de crisis de la mediana edad parezca solo ligeramente menos visceral que las carnicerías más groseras en las películas de terror. No hay mucha sangre aquí, solo varios metros cúbicos de angustia. Envejecer no es nada bonito. Es la estrecha relación de hermandad entre los personajes principales interpretados por Surgère y Saviange, teñida quizás con una cucharada de arsénico, lo que da a la película su mordacidad y su patetismo. Cuando Hélène y Sonia alternan entre las réplicas juguetonas, las quejas rencorosas y el lamerse las heridas mutuamente, vemos el tipo de amistad que solo las mujeres pueden conocer, y Vecchiali muestra una notable percepción del funcionamiento de la psique femenina. Las dos mujeres son casi completamente opuestas y es divertido ver cómo se diferencian en la forma de afrontar las dificultades que se les presentan. Hélène vive en un pasado teñido de rosa, pero su vida continúa, copa de champán en una mano, plumero en la otra. Sonia se niega a creer que no puede triunfar y persigue todas las oportunidades que se le presentan. Femmes femmes es un retrato ingenioso, pero también intensamente cruel, de dos personalidades opuestas que se dan cuenta de que se deslizan inexorablemente hacia el olvido. El humor de la situación puede divertirnos, pero nunca perdemos de vista la verdad más oscura que subyace, y nos recuerda que la vida, como una moneda, tiene dos caras, una marcada por la comedia, la otra por la tragedia.
-- James Travers para Films de France
Es curioso pensar que Hélène Surgère y Sonia Saviange eran prácticamente desconocidas en el momento de rodar esta película, y sin embargo Vecchiali no podría haber encontrado una pareja de intérpretes con más clase para encarnar a sus dos protagonistas tragicómicas. Bajo la mano de este director, Surgère y Saviange hacen que un ataque de crisis de la mediana edad parezca solo ligeramente menos visceral que las carnicerías más groseras en las películas de terror. No hay mucha sangre aquí, solo varios metros cúbicos de angustia. Envejecer no es nada bonito. Es la estrecha relación de hermandad entre los personajes principales interpretados por Surgère y Saviange, teñida quizás con una cucharada de arsénico, lo que da a la película su mordacidad y su patetismo. Cuando Hélène y Sonia alternan entre las réplicas juguetonas, las quejas rencorosas y el lamerse las heridas mutuamente, vemos el tipo de amistad que solo las mujeres pueden conocer, y Vecchiali muestra una notable percepción del funcionamiento de la psique femenina. Las dos mujeres son casi completamente opuestas y es divertido ver cómo se diferencian en la forma de afrontar las dificultades que se les presentan. Hélène vive en un pasado teñido de rosa, pero su vida continúa, copa de champán en una mano, plumero en la otra. Sonia se niega a creer que no puede triunfar y persigue todas las oportunidades que se le presentan. Femmes femmes es un retrato ingenioso, pero también intensamente cruel, de dos personalidades opuestas que se dan cuenta de que se deslizan inexorablemente hacia el olvido. El humor de la situación puede divertirnos, pero nunca perdemos de vista la verdad más oscura que subyace, y nos recuerda que la vida, como una moneda, tiene dos caras, una marcada por la comedia, la otra por la tragedia.
-- James Travers para Films de France
Women Women
In
their small Parisian apartment overlooking a cemetery, two
over-the-hill actresses take solace in each other’s company against a
world which no longer appreciates their talents. While Sonia perseveres
with small acting jobs in commercials and minor productions, her friend
Hélène accepts that her best days are behind her and so turns to odd
jobs such as dressmaking and housecleaning to pay the bills. At one
time, both were married to Julien, one of their former directors, but he
has since re-married, whilst they remain single. The only men in Sonia
and Hélène’s lives are the fleeting apparitions who occasionally visit
their apartment – an ironic doctor, a romantic deliveryman, a lonely man
with a perverse fantasy, and others. With no future to look forward to,
the two women resort increasingly to drink to help ease the pain of
their hopeless day-to-day existence...
One
of the less wellknown directors of the French New Wave, Paul
Vecchiali was a creative talent whose films were every bit as
distinctive, humanist and original as those of his contemporaries. Of
the dozen films he made between 1966 and 1996, the one which is probably
best remembered is Femmes
femmes, which has acquired something of a cult status, on account of its
sardonically kitsch theme and the
near "camp" excesses of its two lead actresses, Hélène Surgère and Sonia
Saviange. The legendary Italian filmmaker Pier Paolo Pasolini was so
taken by what he saw here that he cast these two actresses immediately
afterwards in what was to be his final film, Salo, or The 120 Days of Sodom (1975).
It is extraordinary to think that Hélène Surgère and Sonia Saviange were virtually unknown when they made this film, yet Vecchiali could not have found a classier pair of thespians to portray his two tragicomic protagonists. Under this director's guiding hand, Surgère and Saviange make an attack of midlife crisis appear only slightly less visceral than a mass carveup in one of the less restrained slasher movies. There's not much blood here, only several hundred bucketloads of angst. It's an ugly business growing old. It is the close sisterly rapport between the main characters played by Surgère and Saviange, tinged perhaps with a soupçon of arsenic, that gives the film its bite and its pathos. As Hélène and Sonia alternate between playful repartee, spiteful bitching and mutual woundlicking, we see the kind of friendship that only women can ever know, and Vecchiali shows a remarkable insight into the workings of the female psyche. The two women are almost complete opposites and it is amusing to see how they differ in the way they cope with the difficulties that come their way. Hélène lives in a rosetinted past, but her life continues, champagne glass in one hand, feather duster in the other. Sonia is in denial; she still believes she has a chance to make it big, and so chases after every opportunity that comes her way. Femmes femmes is a witty yet also intensely cruel portrait of two contrasting personalities who realise they are slipping inexorably towards oblivion. The humour of the situation may amuse us but we never lose sight of the darker truth that underpins it, and we are reminded that life, like a coin, has two sides, one marked comedy, the other tragedy.
-- James Travers for Films de France It is extraordinary to think that Hélène Surgère and Sonia Saviange were virtually unknown when they made this film, yet Vecchiali could not have found a classier pair of thespians to portray his two tragicomic protagonists. Under this director's guiding hand, Surgère and Saviange make an attack of midlife crisis appear only slightly less visceral than a mass carveup in one of the less restrained slasher movies. There's not much blood here, only several hundred bucketloads of angst. It's an ugly business growing old. It is the close sisterly rapport between the main characters played by Surgère and Saviange, tinged perhaps with a soupçon of arsenic, that gives the film its bite and its pathos. As Hélène and Sonia alternate between playful repartee, spiteful bitching and mutual woundlicking, we see the kind of friendship that only women can ever know, and Vecchiali shows a remarkable insight into the workings of the female psyche. The two women are almost complete opposites and it is amusing to see how they differ in the way they cope with the difficulties that come their way. Hélène lives in a rosetinted past, but her life continues, champagne glass in one hand, feather duster in the other. Sonia is in denial; she still believes she has a chance to make it big, and so chases after every opportunity that comes her way. Femmes femmes is a witty yet also intensely cruel portrait of two contrasting personalities who realise they are slipping inexorably towards oblivion. The humour of the situation may amuse us but we never lose sight of the darker truth that underpins it, and we are reminded that life, like a coin, has two sides, one marked comedy, the other tragedy.
WEB rip y capturas de Cinefeel
*Traducción del título en francés
El film no fue estrenado en países de habla hispana
No hay comentarios.:
Publicar un comentario