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107 min | x264 1024x552 | 3650 kb/s | 192 kb/s AC3 | 24 fps
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2,89 GB
Basada en un hecho real acaecido en los años cincuenta, la película
relata la sangrienta trayectoria criminal de una pareja, Martha y Ray,
que se conoció a través de una agencia matrimonial. Su objetivo son
mujeres solteras o viudas solventes a las que Ray corteja para
deshacerse de ellas posteriormente. Cruda, brutal, la mejor y más
arriesgada de las recreaciones cinematográficas del affaire criminal de
Beck y Fernández, la única película como director de Leonard Kastle (que
tomó las riendas después de que despidieran del proyecto al muy joven
Martin Scorsese a la semana de rodaje) es un producto independiente del
“nuevo” Hollywood renacido tras décadas de censura. Diseñada en blanco y
negro con un presupuesto bajísimo, como respuesta a los tan glamorosos
como falsos Bonnie & Clyde del director Arthur Penn con Warren
Beatty y Faye Dunaway, Kastle la escribió basándose en las
transcripciones judiciales del caso real, pero a la vez funciona como
una áspera parodia de la Norteamérica más patriotera y conservadora y de
sus casas suburbanas de clase media con su mundo de plástico y
poliéster. Lo notable es que consigue transmitir cierta simpatía por los
asesinos (interpretados por una regordeta, irritada Shirley Stoler, y
Tony Lo Bianco, perfectos), en parte caracterizando a sus víctimas como
caricaturas patéticas, y obligando a los espectadores a debatirse
moralmente entre la burla a esas mujeres y el espanto de sus violentos
asesinatos. Porque, más allá de su tono de comedia negra (que la
emparienta con algunos de los primeros films de John Waters), lo cierto
es que a la hora del crimen las cosas se ponen serias y duras.
No sé quién dijo que Los asesinos de la luna de miel es una de
las películas más incomprendidas de la historia del cine. Lo que sí
puede decirse es que, desde luego, es única. Estrenada en 1970 y escrita
y dirigida por Leonard Kastle, me sigue pareciendo la obra maestra
desconocida de la serie B. Nacida como consecuencia del crack del 29 y
en plena época del sistema de estudios, la serie B produjo joyas tan
deslumbrantes como las películas de Samuel Fuller, Edgar G. Ulmer o
Roger Corman (padre espiritual de toda una generación de directores como
Peter Bogdanovich, Francis Ford Coppola o Jonathan Demme, entre otros).
Es cierto que hay películas de serie B absolutamente imprescindibles:
En un lugar solitario de Nicholas Ray, Yo anduve con un zombi de Jacques
Tourneur o Gun Crazy de Joseph H. Lewis, por citar sólo algunas, pero
The Honeymoon Killers destaca por encima de todas. Con una puesta en
escena que flirtea con el cinema verité, una dirección tensa y no
invasiva que a veces recuerda el estilo de John Cassavettes, una
fotografía que acentúa el claro oscuro y una dirección actores
magistral, The Honeymoon Killers es, en realidad, una historia de amor
desesperado, contada desde la marginalidad de los perdedores pisoteados
por el sueño americano. Hay muchos motivos que hacen única a una
película, pero ésta se lleva la palma. Para empezar, su director.
Leonard Kastle era un compositor de ópera y libretista (para entonces ya
había escrito la ópera Deseret en 1961) . No en vano, la película se
articula de forma obsesional, como una suerte de ópera cinematogáfica,
sobre la marcha fúnebre del tercer movimiento de la primera sinfonía de
Mahler. En un principio, Kastle escribió el guión y se fue con él debajo
del brazo en busca de director. El director que encontró fue un joven
Martin Scorsese, que sólo tenía en su haber unos cuantos cortos (entre
ellos el mítico The Big Shave) y un único largo (I call first) pero
cuando Kastle vio que Scorsese tardaba dos días en filmar una lata y
surgían problemas entre él y el productor Warren Steibel, Kastle decidió
despedirle y dirigir finalmente él mismo el proyecto. Cómo consiguió
Kastle realizar una obra tan acabada sin ninguna experiencia previa es
algo que me sigue sorprendiendo a día de hoy. Oscura, turbia y
escandalosa, en parte la fuerza de la película reside en sus dos actores
principales: Shirley Stoler y Toni Lo Bianco. Ya sólo la actuación de
Stoler, que era la primera vez que se ponía delante de una cámara, es
algo prodigioso. Su físico descomunal y frágil al mismo tiempo, serviría
para encasillarla posteriormente en papeles de mujer sargento, en una
carrera que nunca le permitiría recuperar la altura que había alcanzado
en su primera película. Una suerte similar correría el bueno de Toni Lo
Bianco, aunque su participación en esta película le permitiría
interpretar el personaje de Sal Boca en The French Connection al año
siguiente. Pero yo me quedo con el delirio psicotrónico God told me to
(1976) del siempre inefable Larry Cohen, en el que actúa como
protagonista. La película se inspira en el caso de Martha Beck y Raymond
Fernández, The Lonely Hearts Killers, que en los años cuarenta
conmocionó a la plácida sociedad norteamericana del momento. Aunque no
es del todo fiel a los hechos (por ejemplo, Martha Beck estaba
divorciada y tenía dos hijos, mientras que Raymond Fernández tenía
varias mujeres y otros tantos hijos), sí realiza un inusual
acercamiento, desprejuiciado y carente de tópicos, sobre esta singular
pareja de serial killers, que le sirve de pretexto a Kastle para
construir una metáfora sobre el amor (cuya auténtica forma siempre
conspira contra nuestras convenciones más elevadas), la dependencia y la
redención. (Texto tomado de Dodgyland)
There's Bonnie and Clyde--then there's Martha and Ray. One-shot
writer-director Leonard Kastle set out to make a film about
lover-murderers that was everything Arthur Penn's movie was not. He
succeeded. Consequently, The Honeymoon Killers, based on the Lonely
Hearts Killers case of 1949, may be too lurid for some. But there's a
heart beating inside its (tawdry) chest and Kastle clearly cared about
these two crazy, mixed-up kids who should never have met. But met Martha
(Shirley Stoler) and Ray (Tony LoBianco) did and proceeded to fleece
several widows before doing them in. The film isn't graphic in its
violence, but each murder is increasingly disturbing. Dramatic lighting
and dark passages from Mahler keep the mood close and clammy throughout.
Keep an eye out for Everybody Loves Raymond's Doris Roberts in a sharp
cameo--and for shots directed by original helmer Martin Scorsese (fired
for working too slowly). Martha Beck (Shirley Stoler) is sullen,
overweight and heartbreakingly alone. Desperate for affection, she joins
Aunt Carrie’s Friendship Club and strikes up a correspondence with Ray
Fernandez (Tony Lo Bianco), a suave, charismatic smooth talker who could
be the man of her dreams—or a wicked con artist bound for trouble.
Based on a true story and filmed in documentary-style black and white,
The Honeymoon Killers is a stark portrayal of the desperate lengths a
lonely heart will go to find true love, from brutally immoral killings
to a passion that transcends all bounds.
"Es mi película norteamericana favorita de todos los tiempos." François Truffaut
Blu-ray rip y capturas de endrju (KG)
Originalmente publicada por saynomoreglass
Congrats to Argentina, what a final
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