Chino min nan y mandarín, Malayo | Subs: Castellano/EN/FR/IT/PT (muxed)
113 min | x-264 716x504 ~>1041x504 | 2000 kb/s | 192 kb/s AC3 | 25 fps
1,74 GB
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1,74 GB
No quiero dormir solo
Kuala Lumpur. La dueña de una cafetería china se turna para cuidar a su
hijo en coma con la joven camarera Shiang-Chyi, que duerme en el
altillo. Atiende todas las necesidades del paciente inmovilizado, y su
dedicación conduce a cierta clase de celos. Entretanto, mientras sale
con unos amigos a recoger un colchón abandonado para amueblar su
habitación alquilada, el trabajador emigrante de Bangladesh Rawang se
encuentra con el cuerpo inconsciente de Hsiao-Kang, golpeado y dejado
por muerto en la calle.
Aunque es el octavo largometraje de Tsai Ming-Liang, No quiero dormir solo
es el primero que transcurre en Malasia, su tierra natal, y aunque
todas las películas del director con sede en Taiwán han desplegado un
trabajo de cámara impasible, lánguido y serpenteante, en narraciones
casi silenciosas para inducir en el espectador un estado de calma
ligeramente desorientador que no se diferencia del comienzo del sueño,
esta última obra también hace del sueño su tema central, ya que los
personajes, ya sean soñadores o soñados, persiguen tenazmente el amor
como refugio contra la soledad de la noche en una ciudad extranjera.
I Don't Want to Sleep Alone
Kuala Lumpur. A Chinese coffee shop owner takes turns at nursing her
comatose son with the young waitress Shiang-Chyi, who sleeps in the
attic. Tending to the immobilised patient's every need, their devotion
leads to a kind of jealousy. In the meantime, while out with some
friends collecting an abandoned mattress to furnish his rented room,
Bangladeshi migrant worker Rawang chances upon the unconscious body of
Hsiao-Kang, beaten up and left for dead in the street.
Rawang tenderly nurses Hsiao-Kang back to health, sharing his mattress
with the Taiwanese stranger - but once back on his feet, Hsiao-Kang also
attracts the attention of both the shop owner and Shiang-Chyi. After
one masturbatory encounter with the boss, and several aborted attempts
at sex with the waitress, Hsiao-Kang finally finds a place where both he
and the two people he most loves no longer need sleep alone... -- Anton Bitel in Eye for Film
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