Sin diálogos | Sin Subs
126 min | x-264 1280x690 | 2560 kb/s | 160 kb/s AC3 | 23.976 fps
WEB rip 2,40 GB
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La carta de presentación de Rizi
la hallamos antes incluso del primer fotograma. En la pantalla, en la
que luce un blanco cegador, se leen unos títulos en los que se advierte
al espectador de que la película que está a punto de ver carece de
subtítulos. Y, ahora sí, empieza un viaje en el que dos hombres se
encontrarán y, quizás, se dejarán mutuamente marcados. La historia se
despliega en dos frentes sin aparente vinculación, pero que poco a poco
van convergiendo. Más que por las sendas que traza el guion, los
sentidos del film emanan de nuestra observación de los cuerpos y los
espacios.
En un arranque deslumbrante, Lee Kang-sheng, el hombre que mejor le
aguanta la mirada al infinito, está sentado en el interior de su casa, y
sus ojos se pierden en el exterior, en un horizonte que le atraviesa la
frente. Observamos al actor –en la piel de Shiao-kang, el protagonista
de casi todas las películas de Tsai Ming-liang– desde el jardín; nos
separa de él un cristal semitransparente sobre el que se refleja el
paisaje en el que el personaje está absorto. Imágenes superpuestas de
manera natural, que de alguna manera nos invitan a armonizar planos;
realidades físicamente separadas que aspiran a ser una sola. Esto (y
aquí es donde entra la magia del cine de Tsai) solo puede conseguirse
dejando pasar el tiempo. Rizi dura poco más de dos horas, pero es como si se alargara, en un sentido glorioso, durante días. (Víctor Esquirol)
Days
Kang lives alone in a big house, Non in a small apartment in town. They meet, and then part, their days flowing on as before.
Tsai
Ming-liang’s return to narrative filmmaking is also a return to the
city. Poignant and intensely moving, Days gestures towards a
reconciliation with themes of desire and sexuality that have troubled
his cinema since the beginning. (See full review on the BFI website)
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