Sueco | Subs: Castellano/English (muxed)
98 min | x264 1200x720 | 4826 kb/s | 192 kb/s AC3 | 24 fps
3,46 GB
98 min | x264 1200x720 | 4826 kb/s | 192 kb/s AC3 | 24 fps
3,46 GB
Canciones del segundo piso
En una ciudad gris y amarga - llena de asalariados pálidos y borrachos y
flagelantes desfilando - todo sale mal; el dolor es causa de risa, las
empresas se funden, el tráfico no se mueve y una niña es sacrificada
para salvar a una empresa. Canciones del segundo piso de Roy Andersson es un choque en la esquina de Farsa y Tragedia - el Apocalipsis como una broma pesada a cuesta nuestra.
La película comienza irónicamente con un hombre en una cama de
bronceado; irónicamente porque todos los otros personajes parece que
hubieran pasado años en cuevas sin sol. Prosigue con una serie de
escenas autónomas en las cuales la cámara, prácticamente inmóvil, mira
impasible escenas teñidas de absurdo y desesperación. Un hombre es
despedido y se aferra a la pierna de su jefe. Un mago serrucha un
voluntario en dos. Un hombre es atacado por una pandilla. Un hombre
incendia su propia tienda para cobrar el seguro, pero mientras le
explica a los inspectores de seguros perdemos interés porque afuera en
la calle pasa un desfile de flagelantes...
Las escenas están apenas conectadas por hilos muy finos: el incendiario
es un personaje constante - pero Andersson no está contando una historia
convencional. Está plantando su cámara aquí y allá en una ciudad que
simplemente ha dejado de funcionar, se ha descompuesto y se está
auto-canibalizando. Es una ciudad del siglo XX, pero Andersson lo ve
como un telón de fondo adecuado para la peste o cualquier otra visita
medieval. Y sus ciudadanos han caído en antiguas supersticiones para
protegerse del miedo.
Los personajes son asalariados sin ideas, ignorantes que se comportan como cerdos. Asalariados que sin salarios no tienen manera de ser hombres. La película argumenta que ante una catástrofe económica nuestra civilización moderna colapsaría y nos dejaría vagando por las ciudades como víctimas de las plagas de antaño, buscando alivio en la embriaguez, la superstición, el sacrificio, el sexo y la burla.
Los personajes son asalariados sin ideas, ignorantes que se comportan como cerdos. Asalariados que sin salarios no tienen manera de ser hombres. La película argumenta que ante una catástrofe económica nuestra civilización moderna colapsaría y nos dejaría vagando por las ciudades como víctimas de las plagas de antaño, buscando alivio en la embriaguez, la superstición, el sacrificio, el sexo y la burla.
La película también tiene su parte graciosa porque la cámara retrocede y
filma las escenas con tomas lejanas. La cámara no se mueve para que
podamos distanciarnos de la acción - y nos acordamos de la antigua regla
de la época de películas mudas: lo que es comedia en plano largo es
tragedia en plano corto. Los planos cortos nos hacen identificar con los
personajes, lloramos y tememos junto con ellos. Los planos largos nos
permiten verlos objetivamente, dentro de su entorno. Canciones del segundo piso
es un desfile de tontos marchando ciegamente hacia la ruina. Por ahora
seguimos siendo espectadores y no nos han obligado a todos a unirnos a
la marcha. (Textos tomados del sitio web de Roger Ebert y traducidos por Mistero Buffo)
Songs From the Second Floor
In a sour, gray city, filled with pale drunken salarymen and parading
flagellants, everything goes wrong, pain is laughed at, businesses fail,
traffic seizes up and a girl is made into a human sacrifice to save a
corporation. Roy Andersson's Songs From the Second Floor is a collision
at the intersection of farce and tragedy--the apocalypse as a joke on
us. (Roger Ebert)
Ripper desconocido
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