Arsenevich: Yasujirô Ozu - Ochazuke no aji (1952)

El sabor del té verde con arroz

Taeko desprecia y engaña regularmente a su callado y adusto marido, Mokichi, que trabaja como ejecutivo corporativo y que solo parece animarse cuando visita bares, hipódromos y salas de juego con un amigo más joven. Mientras tanto, la sobrina de Taeko, Setsuko, decide no aceptar un matrimonio concertado y acabar en una relación poco cariñosa como la de sus tíos.

El sabor del té verde con arroz es una película encantadora y genuinamente conmovedora, que saca a relucir la profundidad emocional de los sucesos más cotidianos. La película está rodada de forma tan cuidadosa y atractiva como cualquiera de las películas de Ozu. Apenas hay un momento en el que el director no resalte la belleza de una simple habitación, de los rostros de sus actores, de una pareja que camina junta junto a la carretera, o de algún otro hecho cotidiano. Cada una de estas secuencias, aunque encantadora en sí misma, es también maravillosamente evocadora y, en consecuencia, atrae al espectador al mundo que Ozu ha conjurado y le permite implicarse en la vida de sus habitantes. El sabor del té verde con arroz no solo es un placer para la vista, sino que también recuerda al espectador los sencillos placeres y la serena belleza que se pueden encontrar en la vida, si tan solo estamos dispuestos a verlos. -Keith Allen (extracto)

Flavor of Green Tea Over Rice

Taeko despises and regularly deceives her quiet, saturnine husband, Mokichi, who works as a corporate executive and who only seems to come alive when visiting bars, racetracks, and arcades with a younger friend. Meanwhile, Taeko's niece, Setsuko, resolves not to accept an arranged marriage and end up in an unloving relationship like that of her aunt and uncle.

Flavor of Green Tea Over Rice is a lovely, charming, and genuinely affecting film that brings out the emotional profundity of the most ordinary occurrences. The movie is as carefully and appealingly filmed as are any of Ozu's movies. There is hardly a moment during which the director does not bring out the loveliness of a simple room, of his actors' faces, of a couple walking together beside a road, or of some other everyday occurrence. Each such sequence, though charming in itself, is also wonderfully evocative and, consequently, draws the viewer into the world Ozu has conjured up and allows him to involve himself in the lives of its inhabitants. Flavor of Green Tea Over Rice is not only a joy to watch, but it also reminds the viewer of the simple delights and quiet beauty that can be found in life, if only we are willing to see these. -Keith Allen (excerpt)